3 de octubre de 2013

Gravity (Alfonso Cuarón, 2013)

No las tenía todas conmigo ante el estreno de Gravity, ya que, a priori, la sinopsis me daba la impresión de que la historia no podría dar mucho de sí por el reducido reparto y por las limitaciones del escenario en el que transcurre la acción. Tras ver la película confieso que me alegra haberme equivocado dando al traste con mis ideas preconcebidas, y una vez más hay que descubrirse ante Alfonso Cuarón, que con este film imparte toda una lección magistral de como hacer buen cine apoyado en un guión vibrante y en el uso de una emocionante narrativa.
Como ya he comentado antes, la historia, escrita a cuatro manos por el propio Alfonso y su hermano Jonás, no deja de ser una mera anécdota en la que, el director de Hijos de los Hombres, se apoya para construir una maravillosa historia en la que veremos la descarnada y terrible lucha por la supervivencia en el que es sin duda el peor de los escenarios imaginables: el frío y oscuro espacio exterior.
Tras una inesperada tormenta de asteroides, la pareja de astronautas formada por la doctora Ryan Stone (Sandra Bullock) y el veterano comandante Matt Kowalsky (George Clooney), queda a la deriva y con su transbordador destruido, por lo que intentarán por todos los medios conseguir regresar a la Tierra. A pesar de lo nimio del argumento la película ofrece toneladas de entretenimiento y un goce visual que dejarán al espectador pegado en su butaca en unos escasos noventa minutos de duración que son una imparable y adrenalítica montaña rusa que no se detiene hasta llegar a los títulos de crédito.
El talento cinematográfico de Cuarón ya no sorprende a nadie, y si ya en su anterior film demostró de lo que es capaz detrás de las cámaras, estoy seguro que con este nuevo trabajo volverá a obtener la aprobación de la crítica mundial. No estaría muy desencaminado si afirmara que Gravity debería ser considerada digna de estudio en las escuelas de cine, tomándose como ejemplo de como debe narrarse una historia con ritmo de manera magistral. Cuarón demuestra que domina el lenguaje cinematográfico y utiliza todo lo aprendido en su carrera con la única intención de dejar al espectador con la boca abierta durante prácticamente toda la película, con recursos tan variados como espectaculares escenas que se suceden a un ritmo vertiginoso, maravillosos planos secuencia, una cámara que da la sensación de estar viva y que no permite al espectador estar viendo la acción, si no estar dentro de ella, entre muchos otros. Todo para lograr que Gravity no sea una película al uso, si no que se convierta en toda una experiencia sensorial definitiva que es imprescindible disfrutar en una gran pantalla, con una buena calidad de sonido, y a ser posible en 3D. En definitiva, un viaje que no deja indiferente tras su visionado y una absoluta Obra Maestra. Una de las mejores películas del año.

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